Significado
Este refrán, cuyo origen se remonta a las antiguas justas de caballería en las que los contendientes, entre hábiles escaramuzas, se arrojaban recíprocamente sus cañas, se usa para expresar que, a menudo, lo que comienza siendo un juego acaba por generar situaciones graves. Así se recoge en el Quijote: «No hay amigo para amigo: las cañas se vuelven lanzas.».
Términos
Literales: cañas, vuelven lanzas ().