Significado
Se utiliza la expresión para dar a entender la suprema dificultad de averiguar, de conocer la explicación o los motivos de algo.
Don Francisco de Vargas era un personaje muy famoso en la corte de los Reyes Católicos. El tal Vargas era el encargado de enterarse e informar a la reina Isabel de todo lo que sucedía en la corte y de las quejas o pretensiones de los cortesanos.
La frase, incluso, llegó a figurar como fórmula hecha en los decretos reales, cuando se encargaba a don Francisco alguna misión.