Significado
Se dice de los roñosos, capaces de regatear una peseta en el mismísimo umbral de la muerte. Como el tacaño del cuento, que oyendo, en la agonía, evaluar a los hijos los gastos del inminente sepelio, exclamó enrabietado: «¡Basta! Me voy andando.».
Términos
Literales: muerto estará, aun, entierro regateará.