La policía española, como muchas fuerzas de seguridad en el mundo, utiliza diversas tácticas y clasificaciones para gestionar situaciones con sospechosos o ciudadanos problemáticos. Estas tácticas se basan en la experiencia, la formación y los protocolos establecidos.
Clasificaciones para la gestion eficaz de situaciones cotidianas
De manera coloquial, y aunque no hay una clasificación “oficial” escrita que se use en todos los casos, algunos términos y enfoques comunes pueden incluir:
Clasificación según el nivel de amenaza:
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- Tranquilo: Un individuo que coopera y no representa una amenaza inmediata. En este caso, la interacción suele ser más calmada y respetuosa.
- Alterado: Un ciudadano que muestra signos de estrés, nerviosismo o agitación, pero no necesariamente agresivo. Aquí, la táctica puede incluir la verbalización calmada y técnicas de desescalada.
- Agresivo: Un individuo que muestra signos de violencia o resistencia activa. La respuesta puede incluir tácticas de control físico y mayor presencia de fuerza.
Clasificación según la cooperación:
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- Colaborador: Una persona que se muestra dispuesta a cooperar con las autoridades. La interacción suele ser más amigable y se busca mantener la cooperación.
- Reticente: Un ciudadano que no coopera plenamente pero no es abiertamente hostil. Las tácticas aquí pueden incluir persuasión y negociación.
- Hostil: Alguien que se muestra abiertamente desafiante o agresivo. En este caso, la policía puede usar tácticas de control más firmes y, si es necesario, fuerza física.
Clasificación según el estado emocional:
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- Calmado: Un individuo que no muestra signos de alteración emocional significativa. La comunicación es directa y profesional.
- Emocional: Una persona que muestra signos de estar emocionalmente afectada (tristeza, enojo, miedo). Aquí, la empatía y la comprensión son cruciales.
- Descontrolado: Un ciudadano que ha perdido el control emocionalmente, lo que puede incluir gritos, llanto o comportamiento errático. Las tácticas incluyen técnicas de contención y desescalada emocional.
Clasificación según el comportamiento:
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- Racional: Una persona que actúa de manera lógica y razonable. Las tácticas son de diálogo y explicación.
- Irracional: Alguien cuyo comportamiento no sigue una lógica clara, lo cual puede ser debido a intoxicación, enfermedad mental, etc. La respuesta aquí puede incluir medidas de seguridad adicionales y el apoyo de servicios médicos.
Clasificación según el riesgo percibido:
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- Bajo riesgo: La situación se considera bajo control y la amenaza es mínima. La respuesta es de rutina.
- Riesgo moderado: La situación tiene potencial de escalar. La policía actúa con precaución.
- Alto riesgo: La situación es crítica y hay una amenaza inmediata a la seguridad. La respuesta es rápida y decisiva.
Es importante destacar que estas clasificaciones son aproximaciones y pueden variar dependiendo del contexto, la formación específica de los agentes y las circunstancias del encuentro.
Además, en situaciones reales, la capacidad de un agente para evaluar y reaccionar correctamente puede depender de muchos factores, incluyendo su experiencia y su habilidad para leer el comportamiento humano.
“El brasas” y Otros Términos de Argot Policial
En el contexto de la policía española y otras fuerzas del orden, es común el uso de argot o jerga interna para describir de manera rápida y coloquial distintos tipos de ciudadanos o situaciones. Estos términos ayudan a los agentes a comunicarse de forma eficiente y a entender rápidamente la naturaleza de la persona con la que están tratando.
En el ámbito policial, algunos de los términos coloquiales de argot que podrían usarse son::
- “El brasas”: Este término se utiliza para referirse a una persona que habla mucho, de manera insistente o que resulta pesada y agotadora en una conversación. En el contexto policial, puede describir a un ciudadano que ocupa mucho tiempo de los agentes con quejas, preguntas o comentarios, sin necesariamente ser agresivo o violento.
- “El chulo”: Para referirse a alguien que muestra una actitud desafiante o arrogante.
- “El macarra”: Utilizado para describir a una persona que exhibe un comportamiento rudo o provocador.
- “El colgao”: Refiriéndose a alguien que muestra un comportamiento extraño o errático, posiblemente bajo los efectos de drogas o alcohol.
- “El listo”: Un individuo que intenta aprovecharse de la situación o que cree que puede engañar a los agentes.
- “El pesado”: Similar a “el brasas”, alguien que insiste repetidamente en un asunto, complicando la gestión del caso.
Estos términos no son oficiales ni forman parte de los protocolos formales de actuación, pero son ejemplos de cómo los agentes pueden comunicarse entre ellos de manera rápida y efectiva en situaciones cotidianas.