Significado
Otro cuento popular, recogido en diversas versiones en nuestra literatura, cuenta lo que le sucedió a un alguacil que, por encargo de un alcalde, fue a cobrar una multa.
Quien debía pagarla no sólo no lo hizo, sino que, además, le arreó al pobre alguacil un par de bofetadas diciéndole: «Toma, para quien te envía.»
El pobre alguacil se presentó ante el alcalde, le contó lo sucedido y le dijo: «Estas dos bofetadas que me han dado realmente se las han dado a usted, porque mi cara representa la suya», a lo que el alcalde, con evidente sorna, respondió: «Ahí me las den todas.»
Usamos, por tanto, esta expresión cuando queremos dar a entender que son bien recibidas todas las desgracias que, destinadas a nosotros, recaigan sobre otro.