Significado
Es crítica irónica contra los que tienen por costumbre vivir a costa de casa ajena. Como La Fontaine, el célebre fabulista francés, quien tras enviudar se pasó la vida de casa en casa y, cuando fallecida su penúltima protectora, se dirigía al domicilio del consejero D’Hervat, y éste, al verle, le invitó solícitamente a acogerse a su casa, el fabulista respondió con frescura: «A ella iba, mi querido amigo.».
Términos
Literales: vete, vente, casa te sabes.