Significado
Señala que cuando un rostro es feo o poco agraciado la culpa no es del espejo que lo refleja. Ya lo dijo Quevedo en su famoso romancillo de la anciana que arroja con despecho el espejo hallado en el muladar: «Señoras, si aquesto propio / os llegare a suceder, / arrojar la cara importa, / que el espejo no hay por qué.».
Términos
Literales: espejo no hace bonito, feo ().