Significado
Señala que, paradójicamente, la casa más humilde puede estar habitada por una persona de gran mérito. Martínez de Toledo, en el Corbacho, utiliza este refrán para aconsejar que no se debe menospreciar a nadie por su aspecto externo, ya que en el interior acaso atesore extraordinarios méritos.
Términos
Literales: chica casa, grande hombre.